dimecres, 3 d’octubre del 2007

Historia de Menorca

Menorca es una de las islas principales del archipiélago balear (España). Su nombre se debe a que es más pequeña que la isla de Mallorca.

A una primera etapa de civilización primitiva, siguió otra muy brillante durante la Edad del Bronce, conocida como talayótica, caracterizada por construcciones ciclópeas similares a las de Mallorca, Cerdeña o Malta, si bien con características originales. Visitado por fenicios, griegos y cartagineses (estos últimos fundaron, en el siglo VII a.C. los enclaves de Jamma, actual Ciutadella y Maghen, actual Mahón), la cultura talayótica perduraría en Menorca más allá de que Quinto Cecilio Metelo (que recibiría más tarde el sobrenombre de Balearicus), conquistara la isla para la república romana en el año 123 a.C. (junto con el resto de las Baleares).

En el año 427 la isla vivió la conquista de los vándalos. Es de suponer que Menorca se convirtió en territorio bizantino a la caída del reino vándalo, conquistado por Belisario. En cualquier caso, siguen siglos de oscuridad y aislamiento, en los que la isla fue atacada por normandos y árabes.

Los árabes no se asentaron definitivamente en Menorca hasta el año 903, en que fue conquistada y unida al Califato de Córdoba. A pesar de la tardía conquista, la islamización de la isla fue intensa. En 1232, tres años después de la conquista de Mallorca por Jaime I el Conquistador, la Menorca musulmana se hizo tributaria de la Corona de Aragón, permaneciendo semi-independiente medio siglo más. La isla fue conquistada por Alfonso III de Aragón el 17 de enero de 1287 (esta es la razón de que el 17 de enero sea el día de Menorca), el cual procedió a la repoblación de la isla con colonos catalanes. Su sucesor Jaime II el Justo se la cede a Jaime II de Mallorca tras el tratado de Anagni (1295), pasando a formar parte del Reino de Mallorca. En 1343, Pedro el Ceremonioso arrebata Menorca al rey de Mallorca, Jaime III (paso previo a la propia desaparición del reino, anexionado a la Corona de Aragón).

La Menorca catalana se benefició del esplendor marítimo y comercial del reino, pero a partir de finales del siglo XIV, la isla experimenta un drástico proceso de despoblación y decadencia económica. Este proceso alcanzó cotas alarmantes en los siglos XV y XVI, debido a una pluralidad de motivos. Fundamentalmente las luchas sociales entre el campesinado y la aristocracia, similares y coetáneas a las Germanías del reino de Valencia y de Mallorca o a las de la revuelta catalana contra Juan II. También influyeron los ataques turcos, que saquearon y destruyeron Mahón (1535, por el pirata turco Barbarroja) y la entonces capital Ciutadella (1558, por el pirata Piali, también turco), lo que amenazó con la despoblación casi absoluta de la isla.

Capturada por los británicos en 1708 durante la Guerra de la Sucesión española y cedida oficialmente a raíz del Tratado de Utrecht, pasó a ser durante setenta años una dependencia británica (y el puerto de Mahón una base naval británica en el Mediterráneo) en el siglo XVIII. La presencia británica impulsó la economía de la isla, por lo que Mahón, que se había convertido en la capital de la isla se convirtió en un centro comercial y de contrabando de primer orden en el Mediterráneo. La influencia británica se puede apreciar en la arquitectura local. Por el contrario, Ciutadella, la antigua capital y reducto clerical y aristocrático, languidecía.

Durante la Guerra de los Siete Años, Menorca fue tomada por Francia (1756). Sin embargo, el Tratado de París (1763) devolvió el control de la isla a Gran Bretaña. Durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, que también involucró a Francia y a España, fuerzas franco-españolas derrotaron a las fuerzas británicas y capturaron la isla el 5 de febrero de 1782, pero fue recobrada por los británicos en 1798, durante las guerras contra la Francia revolucionaria. Fue cedida a España final y permanentemente en virtud del Tratado de Amiens en 1802. La pujanza marítima de Mahón se prolongó durante los primeros años del siglo XIX, aún después de revertir a dominio español.

Durante la Guerra Civil española, Menorca permaneció fiel al gobierno de la República, en tanto que Mallorca se unía al bando sublevado. No obstante, no se desarrollaron combates en la isla y, al fin de la guerra (1939), la marina británica supervisó una transferencia pacífica de poder en Menorca y procedió a la evacuación de algunos refugiados políticos.